En este seminario Miguel Ángel colocó un busto que había en la clase y lo puso encima de la mesa. Acto seguido nos dijo que lo dibujáramos, cada uno desde su perspectiva.
El resultado fueron un montón de dibujos, ni mejores ni peores, simplemente diferentes, y es ahí donde reside la belleza de la actividad. Ni siquiera los que tenían la misma perspectiva tuvieron coincidencias. Surgieron múltiples realidades de un mismo objeto y fue muy curioso ya que también hubieron diferentes técnicas de dibujo (difuminado, rayitas pequeñas, trazos poco marcados...), lo que le daba un toque personal a cada dibujo.
Como he dicho antes ninguno tuvimos coincidencias, pero miraras en el dibujo que miraras podías ver el busto que había encima de la mesa.
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