La psicología, puede ser una ciencia amena. Y no precisa ser compleja o estar alejada del comportamiento diario . Actos aparentemente tan sencillos como garabatear, escribir el propio nombre, dibujar una persona o una carretera son actividades cotidianas, pero todas ellas plantean interesantes cuestiones acerca de la naturaleza infantil, la índole de la correspondiente habilidad, la esencia de su significado.
(Goodnow J. (2001). El dibujo infantil. Madrid: Ediciones Morata S.L.)
Como bien dice Jacqueline Goodnow al inicio de su libro, a través de los dibujos podemos ir más allá y descubrir cosas "ocultas" en ellos y que pueden ser signos de alerta y como educadores debemos de prestar atención y detectar posibles situaciones alarmantes e intentar solucionarlas.
Fase 1: Garabateo descontrolado (2 años)
Con 2 años, el bebé empieza a dibujar sus primeros trazos, pero aún no sabe que puede dominar esos trazos y hacer con ellos lo que quiera. Se despista con facilidad y no siempre mira al papel mientras dibuja, por lo que tan sólo estará unos pocos minutos dibujando. En esta etapa los garabatos no pretenden representar nada, sino que sirven para el desarrollo motor del niño, siendo una actividad física más que psicológica. El bebé comprende que dibujar es algo agradable, y cada vez disfruta más con el movimiento.
Fase 2: Garabateo controlado (30 meses)
Sobre los 30 meses, el niño empieza a darse cuenta de que hay cierta relación entre los trazos del papel y sus movimientos, por lo que garabatea con más entusiasmo e intenta variar sus movimientos. El niño empieza a desarrollar su capacidad mano-ojo y a situar sus dibujos en un espacio. Los colores aún no tienen importancia, puesto que sigue siendo una etapa muy física.
Fase 3: Garabateo con nombre (3-4 años)
Entre los 3 y 4 años comienza una nueva etapa de mucha importancia en el desarrollo del niño. Ahora empieza a dar significado a sus dibujos ("Éste soy yo en la piscina", "He dibujado a mamá y a papá paseando conmigo"), aunque nosotros no podamos reconocer nada.
El pensamiento del niño está cambiando, pues ahora es capaz de controlar sus movimientos y dibujar lo que pretende. Dedica más tiempo a sus dibujos y sus garabatos cambiarán de forma notable. Ahora están mejor distribuidos en la página y a veces incluso intentará escribir cosas.
En esta etapa es vital que el adulto no dé a conocer su versión del dibujo. Hay que dejar que el niño nos cuente lo que dibuja y dejarlo terminar, para no cambiar lo que está pensando. Empieza a utilizar los colores de forma intencionada, aunque eso no significa que coloree los objetos con el color que les corresponde, sino que lo hará con el que a él le apetece.
Etapa pre-esquemática (4 - 7 años)
Ahora los trazos tienen formas reconocibles y normalmente lo más dibujado serán figuras humanas.Ahora, mejor que nunca, pueden apreciarse pequeños matices con los que podremos comprender varios aspectos de su vida, desde la situación familiar hasta traumas. Los colores van siendo cada vez más parecidos a la realidad, aunque como en la etapa anterior muchas veces simplemente escoge el color que le apetece según lo que quiere expresar. Sus dibujos son mucho más ordenados, les dedicará más tiempo y será más constante en su tiempo de dibujo, sin apenas distracciones.
Etapa esquemática (7 - 9 años aproximadamente)
La figura humana (hombre y mujer) se dibuja con todos sus detalles estableciendo un esquema muy sintetizado. Empieza a reconocer las dos dimensiones. Utiliza al comienzo una línea de tierra o base donde apoyan las figuras. El niño exagera ciertas partes del cuerpo para enfatizar una acción o emoción. Existe un esquema de trabajo. Se dibuja sobre la base de los conceptos visuales memorizados. La proporción de la figura humana comienza a evolucionar.